Después de la huida de los jaliskillos, esta noche fué la primera en que los canijos y yo dormimos en paz. Nos levantamos por las nueve de la mañana, gracias a los sonidos de nuestros tractos digestivos que insistentemente exigían satisfacción.
Así que después de ligera lavadilla de cara, nos fuimos a la Cafetería de Tenango, que se encuentra en el pueblo del mismo nombre, como a unos veinte minutos de nuestro cubil.
Lugarcito pintoresco, que visto desde fuera pareciera una casona antigua sin pena ni gloria, pero que por dentro resulta acogedor e interesante.
Candelabros antiguos, vitrales con escenas de los volcanes, planchas antiguas de plomo sólido, sillas de bejuco, retratos en blanco y negro, farolitos opacos, espejos con marcos rebuscados, pintura en tonos ocres y lavamanos de cantera (los cuales, de inmediato me obligaron a recordar a Frumencio, ¡snif!, ji ji).
La nena estaba contenta con la decoración, cuchirris no muy convencido acepto un sandwich y una malteada de chocolate (como debe esperarse de un digno fan del "fast food"), la nena desayunó unas enchiladitas verdes y yo otras de mole poblano, para ella el obligado capuchino sabor cajeta y chocolate caliente para mi.
Daba gusto mirar cantidades industriales de pan en todos los estilos: corbatas, orejas, hojaldras, huesos, roscas, cocoles, chilindrinas, conchas, churros, calzones, revolcadas y cuernos (es pan, insisto). El olor era delicioso y el antojo bastante impaciente.
Un rato muy agusto el que pasamos allí, desayunamos rico y al salir, observamos una serie de motonetas viejitas que un grupo de rebeldes sin causa de la tercera edad dejaron afuera para almorzar.
Para digerir la gigantezca concha de vainilla con la que finalizamos nuestros sagrados alimentos, nos animamos a caminar alrededor de la plaza y así llegamos a la iglesia del Señor de la Misericordia, a la cual entramos de pasadita y salimos rápidamente, dado el no se qué (miedillo) que desde niña me han causado las imagenes religiosas.
Cerquita de allí está el Museo "Casa de Madera" del que escribiré posteriormente, por ahora voy a cenar una dona de chocolate que quiso venir conmigo desde allá.

exaaaaaaaito!
ResponderEliminarqee weno q especiificaste!
porqe nunca illevan a tepetongo!?
hablas maravillas del lugar y nu conosco!
amos al rancho tu!
Corrección:
ResponderEliminarNo se llama Tepetongo (ese es un lugar en Michoacán)
Se llama Tenango del Aire, y nunca te llevamos porque siempre estás dormida.